Oración navideña para maestros

Admirable consejero,

Tú que todo lo sabes, ayúdame a mí, que no sé mucho. 

Aunque mi trabajo es enseñar, reconozco mis limitaciones. 

Hay tanto por aprender, tanto por descubrir; 

despierta en mí el asombro y la curiosidad, 

y hazme un canal para que mis alumnos 

ansíen con hambre y sed desquiciante, 

querer conocerte a Ti cada día más.

Dios fuerte

Tú, el Héroe por excelencia, que me sostienes

en fuertes brazos de amor y de misericordia,

acudo a ti en mi debilidad y flaqueza. 

Dame la energía que necesito cada día para despertar

y pisar el salón de clases con la actitud correcta. 

Inyecta en mí la pasión por anunciar las virtudes de tu Hijo,

el único que dio su vida por la humanidad. 

Padre eterno,

Tú que adoptas a huérfanos y cuidas a los desamparados,

mira a mis estudiantes que no tienen padre. 

Mi alma se contrae ante tantas familias destrozadas, 

tantos niños abandonados y dejados a su suerte, 

tantos pequeños criados hoy por las redes sociales. 

Pero Tú eres su Padre, uno que espera con brazos abiertos. 

Que todo lo que haga y diga los conduzca a Ti.

Príncipe de paz,

Tú que calmas las tormentas y silencias huracanes,

aquieta mi agitado corazón. 

Mi cuerpo me da las señales de mi agotamiento y estrés; 

mi alma clama por descanso, pero no sé cómo encontrarlo

en medio de la agenda y las exigencias diarias. 

Enséñame a caminar a Tu gentil ritmo, 

y modelar así, a mis alumnos, Tu paz en mi mente y corazón.

 

 

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