Los maluros y la educación

¿Has oído hablar de los maluros? Son aves pequeñas, endémicas de Australia, que resaltan por su tamaño y sus bellos colores. Los maluros, también llamados ratonas australianas, miden entre 11 a 14 centímetros y pesan entre 5 y 10 gramos.

Mientras la mayoría de las aves se dispersan una vez que abandonan el nido, los maluros se quedan en las inmediaciones para ayudar a los padres a criar a la nueva generación trayendo comida para cooperar con la colonia. 

Este comportamiento ha sorprendido a la comunidad científica, sobre todo a los evolucionistas. ¿Por qué esta pequeña criatura ayuda a otros sin aparente beneficio? ¿No se supone que cada criatura debe interesarse sólo por sobrevivir y reproducirse? Estos animalitos violan el principio básico de la evolución darwiana sobre la necesidad de pasar tus genes por sobre todas las cosas. Si la reproducción es el objetivo principal, parece ilógico ayudar a otros a criar a sus hijos y no ver por uno mismo.

Sin embargo, no nos debe sorprender lo que hacen los maluros si amamos la educación. ¿Lo comprobamos?

Educar a las nuevas generaciones. 

Cuando los científicos argumentaron que sólo los parientes cercanos se quedaban a cuidar de la familia, los observadores descubrieron algo fascinante. Algunos maluros de corona morada, que no están relacionados por parentesco, se acercan a las colonias para ofrecer sus servicios. 

Desde tiempos antiguos, la educación se ha vislumbrado como una actividad comunitaria. Sin embargo, en nuestra sociedad individualista, olvidamos que todos somos responsables de transmitir los valores que apreciamos. ¡Qué alegría saber que siempre habrá maluros, o más bien maestros, entre nosotros que ayudarán con la crianza y la nutrición de los más jóvenes! Por esta razón:

Gracias, maestro, por no sólo ver por tu propia familia, sino por dedicar tu tiempo y tus esfuerzos para educar a los hijos de otros. Gracias, maestro, por invertir en otros sin aparente beneficio personal, sólo porque tienes el sello del Creador en tu corazón que nos recuerda que más bienaventurado es dar que recibir. 

Ayudar a los padres.

Andrew Russell y su equipo analizaron los nidos de los maluros y descubrieron algo interesante. Compararon los polluelos en un nido donde había ayuda y otro donde no. Concluyeron que, aunque los polluelos en nidos con ayuda comían 19 por ciento más de alimento, la salud general era casi idéntica. 

Sin embargo, luego giraron su atención a las madres. La ratona australiana que sólo tenía la ayuda de su pareja tenía más posibilidades de morir en un año. Por el contrario, las hembras que recibían ayuda redujeron ese porcentaje cinco a uno. 

En otras palabras, la cooperación para criar a los polluelos beneficiaba grandemente a los padres. En Sistema Educativo LAM, honramos a los maestros, pero también a los padres educadores. Por esta razón: 

Mamá y papá, tú que educas en casa, gracias por permitir que te acompañemos en tu labor de educar a tus hijos. No dudes en pedir ayuda ni en permitir que abuelitos, hermanos, tíos, tías, amigos y hermanos en la fe te acompañen en tu valiosa labor. Nos importas mucho y por eso nos interesa que no te sientas solo. ¡Eres parte de una comunidad! 

Trabajar en equipo.

La palabra que los científicos usan para definir el comportamiento de los maluros es cooperación. Estas aves hacen todo en equipo, desde conseguir la comida para los polluelos hasta defenderse del enemigo. 

Las ratonas australianas viven en pastizales que experimentan sequías y períodos de lluvias. Su más grande peligro es la pérdida de su hábitat por la mano del hombre. Del mismo modo, vivimos en una sociedad con peligros inminentes, como la sequía de los valores y las tormentas de la violencia. 

Sin embargo, podemos aprender de los maluros y trabajar en equipo. No nos aislemos en nuestro nido pensando que podemos solos. Dios nos muestra en su Palabra la importancia de ser un cuerpo, un edificio, un rebaño, y (¿por qué no?) ¡una colonia de maluros!

¿Sabes cuáles son las matemáticas del cáncer? Un grupo de células que no cooperan. Podemos ver al cáncer invadir nuestra sociedad actual y apartarnos, en lugar de unirnos. Esto no debe ser así. Por esta razón: 

Maestro, seas un padre educador o un docente frente a un grupo, tu labor es valiosa. Trabajemos hombro con hombro y hagamos equipo, pues juntos podremos impactar el futuro de nuestras familias, nuestra sociedad y nuestra nación. 

Bibliografía: Strycker, Noah K. The Thing with Feathers. Penguin Publishing Group.

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