La revolución de la educación

La educación es esencial en el desarrollo de la civilización humana, fomenta el progreso, el conocimiento y el crecimiento. La educación moderna en el mundo occidental se diferencía de la educación histórica en una manera muy significativa: accesibilidad. En esencia la filosofía que llevó al desarrollo de la democratización de la educación es la creencia de que todo individuo tiene derecho a acceder al conocimiento, un principio profundamente arraigado en el cristianismo y sus raíces judaicas. Tanto el judaísmo como el cristianismo han desempeñado papeles fundamentales en la configuración de los sistemas educativos modernos y en la promoción del acceso universal al aprendizaje. Es difícil expresar en un sólo artículo la profunda influencia del judaísmo y el cristianismo en la educación contemporánea, enfatizando particularmente la promoción de la educación como un derecho humano fundamental, pero es importante recordarlo.

La influencia del judaísmo y el cristianismo en la educación se remonta a la antigüedad. En la tradición judía, la búsqueda del conocimiento es muy valorada y la educación se considera esencial para el crecimiento personal y comunitario. El concepto del «Talmud Torá» subraya la obligación de estudiar y aprender, lo que refleja un compromiso con la educación permanente. De manera similar, en el cristianismo, el énfasis en la enseñanza y el aprendizaje es evidente en el ministerio de Jesús, donde a menudo impartía sabiduría a través de parábolas y dialogaba con sus discípulos.

A lo largo de la historia, las comunidades judía y cristiana han establecido instituciones educativas para transmitir enseñanzas religiosas y fomentar el desarrollo intelectual. Desde las antiguas escuelas judías, como las yeshivot, hasta las escuelas monásticas cristianas medievales, estas instituciones sirvieron como centros de aprendizaje y erudición. Con el tiempo, evolucionaron hasta convertirse en universidades y academias, sentando las bases de los sistemas educativos modernos.

Central tanto para el judaísmo como para el cristianismo es la creencia en la dignidad e igualdad inherentes de todos los individuos, lo que incluye el derecho a la educación. Este principio ha impulsado los esfuerzos para ampliar el acceso a oportunidades de aprendizaje, particularmente para los grupos marginados. En la tradición judía, conceptos como «tikkun olam» (reparar el mundo) inspiran la acción social, incluidas iniciativas para mejorar el acceso y la calidad de la educación. De manera similar, las enseñanzas cristianas sobre el amor, la compasión y la justicia abogan por la distribución equitativa de los recursos educativos y la eliminación de las barreras al aprendizaje.

El cristianismo también ha dejado una huella indeleble en la educación moderna, guiada por las enseñanzas de Jesús y los escritos de destacados pensadores cristianos. A lo largo de la historia, las comunidades cristianas han establecido escuelas y universidades como centros de aprendizaje y fe, fomentando la investigación intelectual junto con la formación espiritual. Una de las figuras más influyentes en la educación cristiana es Juan Amós Comenio, un teólogo y educador moravo del siglo XVII a menudo aclamado como el padre de la educación moderna. La obra fundamental de Comenio, «La didáctica magna», propuso un sistema integral de educación que enfatiza la importancia del acceso universal, la instrucción individualizada y el aprendizaje experiencial. Su visión de la educación como medio para fomentar la armonía social y la iluminación sigue resonando en el discurso educativo contemporáneo.

Las ideas de Comenio sentaron las bases para reformas educativas contemporáneas, incluido el desarrollo de métodos de enseñanza y diseño curricular inclusivos. Su énfasis en la unidad del conocimiento, junto con una profunda preocupación por el bienestar de los niños y las comunidades marginadas, ejemplifica el compromiso cristiano con la educación como fuerza transformadora para la justicia y la equidad.

En Sistema Educativo LAM nuestra base filosófica está basada en que los niños son creados a imagen y semejanza de Dios por lo tanto los honramos con la manera en que les enseñamos. La búsqueda de la excelencia en los materiales académicos, los complementos educativos y aún en los mensajes inspiradores para educadores todos apuntan a esta verdad. La formación de los niños para LAM es integral: fe, carácter y conocimiento (2 Pedro 1:5). Estas tres van de la mano en todo el material que creamos. Como Sistema, en conjunto con los educadores, somos herederos de la influencia del cristianismo histórico en la educación, una educación que dignifica y que lleva a nuestros estudiantes a ser aquellos que transformarán el mundo para bien, actuando justamente y en rectitud a favor de otros.

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