La educación es esencial en el desarrollo de la civilización humana, fomenta el progreso, el conocimiento y el crecimiento. La educación moderna en el mundo occidental se diferencía de la educación histórica en una manera muy significativa: accesibilidad.
Estudiar acerca del funcionamiento de la mente y el aprendizaje desde una perspectiva científica nos puede ayudar a pensar acerca del salón de clases de una manera estratégica. Recientemente estudiando el libro «Cómo aprendemos» de Stanislas Dehaene sucedió justo eso, este libro está escrito por un neurocientífico y sus observaciones del desarrollo del cerebro.
Fred Rogers, más conocido como el señor Rogers, encabezaba un programa de televisión para niños en Estados Unidos. Él no era sólo una personalidad televisiva querida; fue una fuerza orientadora que moldeó la infancia de millones de personas con su filosofía única.
«Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento e inteligencia brotan de sus labios». Proverbios 2:6 El ser humano fue creado con una gran curiosidad por aprender.
Los maestros de la SEP se encuentran ante un reto inusual, la llegada de nuevos libros de texto a tan sólo unos días del inicio del ciclo escolar.
Existen muchas razones por las cuales creemos que una buena educación cambia vidas. Sabemos que la educación es esencial para el crecimiento personal, el progreso social y el mejoramiento de la humanidad. A lo largo de la historia, numerosas figuras influyentes han enfatizado la importancia de la educación.
La curiosidad es un rasgo inherente en los niños que los impulsa a explorar el mundo que les rodea. Las preguntas juegan un papel crucial en el fomento de esta curiosidad, actuando como puerta de entrada al conocimiento y fomentando el amor por el aprendizaje.
El salón de clases debe ser un ambiente seguro y enriquecedor donde los niños puedan aprender y crecer sin temor a la intimidación. Cuando los niños se sienten seguros y apoyados en su salón de clases, es más probable que prosperen académica, social y emocionalmente.
Un buen profesor tiene la capacidad de sorprendernos. Cuando un concepto común se enseña con un elemento de sorpresa o asombro, es más fácil que lo aprendamos.
