El papel de los padres en la educación

Cuenta una leyenda china que un hombre anciano, cansado por rodear dos montañas hasta su aldea, un día decidió que, si todos cooperaban y quitaban piedra por piedra, eliminarían el obstáculo y harían un camino plano y recto.

Cuando otro hombre, uno supuestamente sabio, se enteró de lo que estaban haciendo lanzó una carcajada. Se le figuraba una verdadera tontería tratar de lograr algo imposible. Sin embargo, el anciano no desistió: «Quizá me muera antes de ver el camino allanado, pero con perseverancia y colaboración, se pueden remover hasta las montañas más altas».

Quizá a veces nos desaniman las montañas de la ignorancia y el fracaso en el ámbito escolar. Como educadores, nos preguntamos si vale la pena. Los padres, por otro lado, sospechamos o culpamos al sistema educativo cuando las cosas no salen bien. Sin embargo, como en esta fábula china, la educación se logra mediante el trabajo en equipo. 

Si bien la educación debe ser una labor comunitaria, muchas veces los padres pensamos que, por mandar a nuestros hijos a la escuela, nuestra responsabilidad en su educación ha sido delegada y nos lavamos las manos. ¡Nada de eso! ¡Seguimos siendo los principales educadores en sus vidas! Así que analicemos tres cosas que podemos hacer, o tres piedras que podemos cargar, remover o colocar, para ayudar en la educación de nuestros hijos. 

 

La Dra. Inger Enkvist, en su libro Controversias Educativas, nos propone tres sencillos pasos.

1. Un hogar tranquilo y seguro

Para tener éxito en la educación y en la vida en general, los niños requieren de un lugar tranquilo y seguro, y nos toca a los padres proveerlo. Ahora que, no hablamos de un hogar con lujos y la mejor tecnología, ni siquiera de enviarlos a escuelas caras o de renombre. Sin importar nuestra condición socioeconómica, e incluso si carecemos de una familia funcional, podemos esforzarnos en regalarles un ambiente donde ellos puedan llorar y reír, expresarse y escuchar, ser escuchados y empatizar. 

Hoy los padres trabajamos mucho. Quizá papá y mamá estamos sumergidos en muchas ocupaciones. Recordemos: no hay nada más importante que nuestros hijos. Así que, nuestro trabajo más importante no está en la oficina, sino en el hogar. Procuremos que en casa no haya gritos ni violencia, burlas o desprecios. El hogar debe ser un lugar sin mucho ruido, donde abunde el respeto y el cariño, y donde los chicos encuentren descanso (suficientes horas de sueño), alimento (nutritivo y en proporciones justas a su edad) y amor. 

2. Atención a sus estudios

La Dra. Enkvist propone que los padres debemos conversar con los hijos sobre lo que está pasando cada día en el colegio, no sólo en cuanto a las relaciones personales, sino las materias que estudian y sus nuevos conocimientos. Estas conversaciones son importantes para entender dónde hay carencias o dónde podemos apoyar un poco más. 

Hemos creído la mentira sobre la poca practicidad de las tareas. Se nos dice que, ya que los niños han pasado tantas horas en la escuela, no deberían realizar más labores intelectuales por la tarde. Sin embargo, esto no es así. Las tareas nos permiten ver dónde están luchando nuestros hijos en el entorno académico y pueden permitir que les expliquemos de una manera diferente al profesor y así aclaremos sus dudas.

3. Decir «no»

Necesitamos ser fuertes y decir «no». No tengamos miedo de pedir que se apaguen los dispositivos después de cierto tiempo pues no queremos dañar a nuestros hijos. Deseamos que crezcan y maduren, pero también que disfruten su niñez. Digamos «no» a todo lo que roba las oportunidades de explorar, aprender y discernir.

A veces no queremos contrariar a nuestros hijos pues nos sentimos culpables por el tiempo que el trabajo absorbe en el día a día. Tal vez también en ocasiones parece que es más sencillo acceder a todo y evitar confrontaciones. Pero no estamos educando a nuestros hijos si cumplimos todos sus caprichos. Todos necesitamos límites para podernos mover con libertad. 

Si practicamos estos tres consejos, los maestros de nuestros hijos verán una gran diferencia. 

Nuestros hijos tendrán una base sólida de amor donde caerán a salvo cuando los embates de la vida los golpeen. Esa seguridad y apego a una familia los hará fuertes para decir «no» ante las presiones tóxicas que la sociedad ofrece, y se formará su carácter. 

También todas las horas de conversación que tengamos, en lugar de disminuir los temas, los ampliarán. Siempre tendremos algo sobre lo que platicar y eso nos permitirá conocer a nuestros hijos, así como sus sueños y desafíos, pero también podremos detectar cuando las cosas no marchen bien en la escuela. Y más que usar esto como un pretexto para ir a pelear, será una oportunidad de trabajar juntos a favor de nuestros niños. 

Finalmente, decir «no», demuestra el cariño que les tenemos. Nosotros sabemos lo que necesitan, aunque ellos no lo vean ahora. Como concluye la Dra. Enkvist: «El papel de los padres es educar en casa y el de los profesores, educar en el colegio. Si cada una de las partes cumple su papel y respeta el de la otra parte, todo irá mejor». 

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4 respuestas

  1. Gracias por la información . Estoy completamente de acuerdo con la información . La educación con amor en casa y en la escuela, es muy importante . Cómo padres es nuestra responsabilidad y trabajar como equipo y de la mano con los maestros. Gracias por enviarme está información tan importante para nosotros cómo padres. Dios les bendiga grandemente.

  2. Muchas gracias son muy buenos consejos, nos hace reflexionar sobre como llevar la educación de nuestros hijos, muchas gracias por esta valiosa información

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