Profesión y vocación: el complemento de un buen maestro

«La gran suerte que uno puede tener es hacer lo que le gusta. Dar con eso es la esencia de todo». – Josep Guardiola

¿Sabías que la profesión que elijas para toda tu vida debe estar apegada a tu vocación?

Antes de avanzar en el desarrollo de este artículo, me gustaría compartirte los conceptos de ambas palabras que son totalmente diferentes, pero están estrechamente ligadas.

Según el diccionario de la RAE (Real Academia Española), la profesión es el empleo, facultad u oficio que alguien ejerce y por el que percibe una retribución. La vocación, por otra parte, es la inclinación que una persona siente para dedicarse a un modo de vida y está relacionado tanto con lo profesional como con lo espiritual. 

 

No sé si a ti, en el brinco de secundaria-prepa o prepa-universidad, te tocó que tus maestros aplicaran un test vocacional, el cual proporcionaba una serie de preguntas relacionadas a tus gustos, intereses y tu personalidad. El fin de esos resultados era observar cuál era tu perfil y encaminarte a la profesión que más se alineará a tus características.

 

¿Qué trato de decirte con esto? Que es muy importante tener vocación en el empleo de la docencia.

 

La profesión te brinda el título de maestro, pero la vocación, sumada a tu profesión, te permite ejercerla con amor, esfuerzo, desempeño, dedicación y constancia.

 

Es esa la fórmula perfecta para ser un maestro de excelencia para los alumnos.

 

En alguna etapa de nuestro desarrollo educativo todos pudimos ver qué maestro parecía estar más obligado que con ganas, y qué maestro bullía de pasión, y enseñaba con entusiasmo y aplicaba actividades bien desarrolladas.

 

Los alumnos notan quiénes son aquellos que aman lo que hacen e incluso son contagiados por ese amor y pasión. Ellos saben distinguir entre quiénes tienen la vocación de ser maestros y quiénes no.

 

Es importante autoanalizarnos y preguntarnos: «¿Estoy realmente aquí por vocación o sólo por retribución?» Puede sonar duro, pero reconocer en qué situación está caminando tu docencia, te hará reflexionar sobre qué estás enseñando y mostrando a tus alumnos.

 

Recuerda lo que dice la Biblia en Colosenses 3:23: «Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, como si fuera para el Señor y no para la gente».

 

La educación de nuestros niños cambia cuando somos llamados y trabajamos haciendo todo para Dios.

 

Si consideras que estás siendo un maestro sin vocación y sólo por profesión, puedes pedir ayuda a Dios, junto con sabiduría, para ser un mejor instrumento. Estoy segura que Él te brindará la motivación que has perdido, Él regenerará tu energía, ideas, entusiasmo y pasión.

 

Gracias por estar cada día al frente de un salón de clases y dedicar tu vida a la educación y transformación de tantas vidas.

 

¡No te rindas! ¡Lo estás haciendo bien!

 

 

Bibliografìa:

https://dle.rae.es/profesión 

https://www.significados.com/vocacion/ 

 

 

 

 

 

 

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