Pequeños hábitos, grandes resultados

«Si Dios no existe, todo está permitido.» – Fiódor Dostoyevsky.

¿Puedes imaginar una ciudad sin semáforos, sin policías, una escuela sin maestros o un juego de fútbol sin árbitros? Sería un caos. Esta frase del gran escritor ruso me encanta pues expresa varias ideas, pero, quiero referirme específicamente a una de ellas, al orden.

Desde el Génesis se habla de este principio y esto importa porque al Señor le importa. Nos podemos dar cuenta en el segundo versículo de la Biblia: «Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas». El Espíritu Santo no habitaba en ese lugar desordenado, fue entonces cuando inició la creación y Dios comenzó a hacer todo lo que hoy existe. Con sólo hablar impuso un orden.

Si no existe un orden en la vida del ser humano, este fácilmente se puede ir a la izquierda o la derecha. Por eso, es importante poner límites y rutinas en nuestra vida diaria que nos permitan obtener pequeños hábitos y grandes resultados. 

Así que quiero darte 10 recomendaciones a ti, maestro, que te podrán ayudar ahora que regresas a este privilegio al cuál Dios te ha comisionado:

1. Tu trabajo refleja tus tiempos secretos con Dios (Mateo 6:6). Tienes la promesa que de tu interior, ríos de agua viva correrán y para que esto fluya es indispensable una comunión sólida.

2. El sistema de este mundo nos enseña el afán por todo, pero el Padre nuestro nos da el entendimiento que debemos de ir un día a la vez. Cuando así lo hacemos, enfocamos nuestras fuerzas y todo lo que somos en lo digno y honorable de nuestra vocación. Por ende, ponemos al alumno al centro.

3. Aprovecha los recursos que tenemos para ti en nuestra plataforma LAM, especialmente las planeaciones que seguramente te van a servir mucho.

4. «Entre más cosas hacemos, mejores somos». Sin embargo, esto no es una realidad, sólo una cosa es necesaria y para llevarla a cabo es importante que cuidemos nuestros tiempos de descanso. El sueño ha sido objeto de muchos estudios científicos ya que afecta de diferentes formas nuestra calidad de vida. Por ello, es recomendable dormir al menos 7 horas diarias y hacerlo en ciclos de 90 minutos.

5. Si por alguna razón tienes pendientes para el siguiente día, antes de irte a dormir anótalos en un sólo lugar, puede ser una libreta, un bloc de notas o un grupo de WhatsApp. Te ayudará a despejar tu mente y a descansar con libertad.

6. Dale un valor alto a tus momentos de ocio. Considera periodos libres de preocupaciones, realiza actividades personales y en comunidad. Te ayudarán a obtener una mejor perspicacia y mejorar tu comprensión. Cuando estás concentrado y trabajas a profundidad en el aula de clases gastas un tipo de energía que se llama: atención dirigida y esta sólo se renueva con tiempos de ocio.

7. Haz un cronograma de actividades donde incluyas todas las actividades que tengan que ver con el centro educativo en el cual colaboras, por ejemplo, juntas con padres de familia, semanas culturales (académicas, deportivas), salidas y/o visitas a museos o algo por el estilo, fechas de exámenes, etc.

8. Una vez conozcas la lista de tus alumnos, comienza a orar por cada uno de ellos de forma personal antes de salir de tu casa, esto te llevará a un nivel de conexión sobrenatural con cada uno de ellos.

9. Saluda a todos tus alumnos por nombre todos los días.

10. Elogia en lo público y corrige en lo privado.

Espero que este decálogo sea provechoso y agradable. Son puntos que en lo particular me han funcionado y he visto un fruto tangible de ellos, no sólo en la docencia sino actualmente en mis responsabilidades en Sistema Educativo LAM. 

Antes de concluir te dejo lo siguiente:

Maestro, probablemente tus alumnos estén ansiosos de regresar a tu salón de clases y muchos de ellos anhelan un orden que en sus casas no tienen. Es la oportunidad perfecta para modelarles este principio bíblico; que tu vida sea testimonio de ello en su máximo esplendor. Recuerda que lo que hace que el mundo perdure en toda su plenitud es que cada criatura se mantenga dentro de sus límites conforme al mandato de la naturaleza, y por este respeto del orden particular se conserva el orden de todo el universo.

Al contrario de la frase inicial en este artículo, la existencia de Dios nos muestra que no todo está permitido y que la vida escolar nos lleva a vivir en orden, donde tú sabes qué esperar de otra persona, entiendes que todos los elementos son igual de importantes y todos juntos son uno sólo. Como un reloj funciona, así una escuela también. 

 

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