Padres presentes, no perfectos

Hace tiempo platiqué con un buen amigo sobre metas y planes que teníamos a futuro. Tengo que confesar que soy un obsesivo por las metas (no me juzgues, lo estoy trabajando). Durante la conversación observé e incluso le señalé a mi amigo que dentro de todos sus planes destacaba lo profesional; mejorar su salud y productividad, aprender a controlar mejor sus emociones, ser mejor en su trabajo, hacer una maestría, etc. pero lo que no había incluido era trabajar en su paternidad. Él inmediatamente me respondió: «Es que todo esto lo hago por mis hijos. Cuando sea el mejor en todo, ellos se beneficiarán».

Mi propósito no es señalar algún error en la postura o enfoque de mi amigo. Más bien, es hablar de cómo culturalmente podemos enfocarnos en el hacer para nuestros hijos en vez de sembrar directamente en ellos. No significa que hacer para ellos esté mal pero sí cuando nuestro enfoque está en trabajar 14 horas con la idea de que así le darás lo mejor a tus hijos, cuando lo mejor sin duda lo recibirá directamente del tiempo que siembres en ellos.

Una vez un niño de nueve años le preguntó a su padre que era médico cuánto cobraba por consulta. Su padre le respondió. Un mes después, el hijo fue con el padre y sacó algunos billetes que había ahorrado durante meses en su pequeña alcancía y le dijo a su papá con lágrimas en los ojos: «Papi, he estado queriendo hablar contigo desde hace mucho, pero nunca tienes tiempo. He ahorrado lo suficiente para pagar tus honorarios. ¿Hablarías conmigo?».

Nuestros hijos no necesitan al mejor médico ni  al mejor vendedor, ni al mejor empresario, ¡nuestros hijos necesitan padres presentes que los formen!

Es fácil que nuestro enfoque se  desvíe y queramos ser los mejores para que en casa nos admiren y enorgullezcan, pero te quiero preguntar algo: ¿qué crees que sea más importante para tus hijos? ¿Un papá que es el mejor ejecutivo de ventas o un papá que invierte su tiempo en aprovechar la tarde de ir al parque para formarlo? Definitivamente para tu hijo es indiferente si ganaste el primer lugar en ventas, ¡te lo aseguro! 

Como diría Augusto Cury: «Los buenos padres alimentan el cuerpo, mientras que los padres brillantes alimentan la personalidad».  

En su libro Padres Brillantes, Maestros Fascinantes, Augusto Cury nos hace algunas recomendaciones que considero oportuno mencionar:

«Ellos se enamorarán de usted. Tendrán el placer de ir con usted, de estar cerca de usted. ¿Hay algo mejor que eso? Las crisis financieras, las pérdidas o las dificultades podrán perturbar su relación, pero si está bien fundamentada, nada la destruirá.

De vez en cuando, invite a uno de sus hijos a comer o a ir a cualquier parte sólo él y usted. Dígale lo importante que es para usted. Pregúntele acerca de su vida. Háblele de su trabajo y sus desafíos. Permita que sus hijos participen en su vida. Ninguna técnica psicológica funcionará si el amor no está presente.

Si ha estado en guerra en su trabajo, pero tiene paz cuando llega a casa, usted será un ser humano feliz. Por el contrario, si tiene felicidad fuera de casa, pero dentro de ella es un campo de batalla, la infelicidad será su compañera.

Muchos hijos reconocen el valor de sus padres, pero no lo bastante como para admirarlos, respetarlos y tenerlos como maestros de vida. Los padres que tienen problemas con sus hijos no deben sentirse culpables. La culpabilidad encarcela el alma. Nada en la personalidad humana es definitivo.

Usted puede y debe rechazar este síntoma. Usted tiene experiencias muy enriquecedoras que transforman su historia en una película más interesante de lo que Hollywood podría producir. Si duda de esto, quizás usted no se conoce a sí mismo y, para colmo, tal vez nisiquiera se admira a sí mismo.

Libere a su niño interior. Libere al joven alegre que vive dentro de sus emociones, aun cuando su cabello haya encanecido, ya que es posible recuperar los años. Permita que sus hijos descubran su mundo.

Abrace, llore y abrácelos. Llorar y abrazar es más importante que darles fortunas o criticarlos constantemente».

No dejes que la condena por lo que no has hecho te incomode y no te deje avanzar, pero también no te permitas avanzar sin sembrar en esos grandes tesoros que Dios te ha prestado como hijos.

Tus hijos no necesitan que seas un héroe, porque desde que nacieron ¡ya lo eres!

Bibliografía:

Augusto Cury. (2005). Padres brillantes, Maestros fascinantes. Brasil : Planeta.

Products not found.

Compartir:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Nombre *
Correo *
Teléfono *

¿Ya conoces nuestro Blog LAM?

¡Regístrate a nuestro Newsletter y obtén envío gratis!*
Nombre *
Apellido *
Ciudad *
Teléfono *
Correo *

*Aplica solo para la república mexicana.
Ingresar