La justicia restaurativa y la educación

6 fundamentos de justicia restaurativa aplicados en un aula estudiantil.

Actualmente, México se afronta a uno de los desafíos más grandes de los últimos tiempos: pasar de ser una sociedad en guerra a ser una sociedad en paz. El sistema educativo nacional mexicano en cabeza de sus instituciones privadas y públicas tiene un rol muy importante como canal de transformación de nuestros niños, niñas, y adolescentes guiándolos para que aprendan y analicen todo sobre una cultura de educación para la paz y la no violencia. Para ello debemos involucrar temas que aborden una justicia restaurativa aplicados a un aula escolar.

El concepto de justicia restaurativa surgió en los años setenta, dirigido por el Dr. Howard Zehr conocido como «abuelo de la justicia restaurativa». Hijo de un líder de la iglesia evangélica menonita y estudioso de la historia europea moderna, además de tener un gran camino como educador para después convertirse en fundador y creador de los principales centros de justicia comunitaria en el condado de Elkart, Indiana, Estados Unidos de América.

El Dr. Howard refiere este tipo de justicia a que todos estamos conectados y que lo que uno hace afecta a los demás, precisamente aborda relaciones entre el alumnado o miembros de una comunidad, es tan amplio este tipo de justicia que puedes adecuarlo según en el espacio o ambiente en donde te desenvuelvas.

Nos enseña que todos somos responsables de nuestros actos, por eso nuestro deber es asumir responsabilidades y compensar el daño causado.

Por ejemplo, cuando hay situaciones de conflicto en un aula escolar, es necesario analizar cuáles son las situaciones en cuanto a la dinámica y organización en el aula. Debemos examinarnos como educadores para tener una sana comunicación con el alumnado, algo simple como transmitir alguna instrucción al grupo o de manera individual, ya que es muy distinta la idea de «¿Cómo puedo lograr que los alumnos me obedezcan o hagan lo que yo pienso que es lo mejor?» A «¿qué necesidades tienen mis alumnos?» Seguidamente de «¿Cómo podemos suplir dichas necesidades?» a partir de ese momento podemos entrar en un ambiente de restauración.

Los enfoques restaurativos se sustentan en seis fundamentos aplicados a un aula estudiantil los cuales se encuentran enlazados con nuestro día a día tomando en cuenta una base que expone el Dr. Howard.

Fundamento 1: Escuchar a los niños también es una buena manera de educar.

Si escuchas a los niños les estarás enseñando que una de las principales reglas de la buena comunicación es escuchar a nuestros semejantes para entender que los mensajes que ellos nos transmiten también son importantes y necesarios a la hora de valorar y emitir criterios. 

Fundamento 2: Los pensamientos influyen en las sensaciones y las sensaciones influyen en todos los actos.  

Debemos entender que lo que el niño piensa, influye en cómo se siente en ese momento y esos sentimientos se reflejan en sus acciones. Cuanto más lleno tengamos nuestro corazón de buenos deseos, buenas intenciones y de anhelos generosos menos espacio tendremos para egoísmos y envidias. 

No estamos exentos de tener pensamientos distorsionados o intrusivos, incluso los niños en su momento cargan con ellos, lo imprescindible es detectarlos.

Fundamento 3: Compasión y atención con los demás.

Para vivir en equilibrio e igualdad las personas necesitan compasión y atención, como lo describe la biblia «Juzguen con verdadera justicia; muestren amor y compasión los unos por los otros». De esta manera entenderemos quién y cómo ha sido otro afectado por nuestras acciones dada una situación de conflicto.  

Fundamento 4: La detección y determinación de las necesidades viene antes que la detección de las estrategias (para satisfacer debernos conocer). 

Las necesidades que no son eliminadas pueden traer consecuencias peligrosas, si es una necesidad física o emocional debemos pedirle a Dios que nos pueda revelar a que personas debemos perdonar, pedirle que sane heridas, que su amor llene todos nuestros vacíos, debes recordar que no se sana para perdonar, perdonamos para sanar.

Fundamento 5: Todos los actos tienen consecuencias y debes tomar la responsabilidad por ello ya sea negativa o positiva.

Los niños pueden comenzar a responsabilizarse por el bienestar de los demás y por su propio comportamiento cuando los adultos empiecen a compartir responsabilidades o compromisos directamente con los involucrados del problema. 

Fundamento 6: Tu alumno seguirá tu ejemplo, no tu consejo.

Lo más importante es que la persona que se encuentre identificado como educador muestre virtudes reales como ser afable, prudente y ecuánime que permita el intercambio de idea, practique la escucha activa y sobre todo sepa que el conocer al alumno ayudara a identificar diversos cambios en su persona.

Por ello se recomienda realizar constantemente reuniones restaurativas o mejor conocidas como círculos de paz, en donde se integran principios básicos y lenguaje restaurativo. 

Recordando que su objetivo principal es identificar primero lo que cada uno necesita, para hablar después juntos sobre las estrategias para satisfacer necesidades.

Así conseguiremos un equilibrio próspero y adecuado para intervenir con la organización, planificación y regulación de los recursos disponibles para resolver un problema y que haya un ambiente de paz y de mucha sanidad.

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