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La afirmación como ingrediente imprescindible en la educación

La afirmación es la herramienta que viene a sumar a la educación y que permite a los estudiantes verdaderamente ser formados de una manera correcta.

En un mundo donde todo va corriendo, los roles cada día están más definidos, nos vemos enfocados en las cosas que nos marcan o dan “resultados”; el trabajo, una empresa, los amigos, entre otras cosas. Es aquí cuando la atención a los mas chicos de casa empieza a ser sesgada, dejándolos de lado en muchas cosas.

¿Cuándo fue la última vez que viste a un adulto afirmar a un niño de manera intencional?

Esta práctica, se ha ido perdiendo conforme las distracciones aumentan o el mundo se vuelve más estresante y rápido, pero como educador no te puedes permitir esto.

Hablamos de esto porque sabemos que las palabras tienen un gran poder para comunicar el amor. Las palabras de cariño y afecto, de alabanza y aliento, las palabras que dan una orientación positiva dicen siempre: “me preocupo por ti”. Tales palabras dan seguridad y afirman ese valor a cada niño.

El psicólogo Henry H. Goddard realizó un estudio para medir los niveles de energía de un grupo de estudiantes para el cual usó un artefacto llamado <<ergógrafo>>, el cual sirve para medir los niveles de energía en las personas. Los resultados fueron asombrosos. Pudo validar el peso y la importancia de las palabras de afirmación, ya que cuando los estudiantes estaban agotados y se les hablaba con palabras positivas, el ergógrafo mostraba un aumento en sus niveles de energía, caso contrario que al recibir críticas o palabras negativas, el instrumento reflejaba una disminución en la energía de los estudiantes.

Por otro lado, las palabras “secas”, dichas en momentos de frustración pasajera, pueden afectar la autoestima de un niño y sembrar dudas sobre su capacidad. Los niños creen en cada palabra que les dices, sea buena o sea mala, por esta razón, es que debemos cuidar de manera activa, no sólo no decirles palabras negativas, sino que podamos hablar palabras de afirmación que los refuercen.

Existen varios tipos de palabras de afirmación, entre ellas encontramos:

Palabras de afecto y cariño: Los niños tal vez no conocen el significado de alguna de estas palabras, pero si han empezado a entender el sentido. Reciben el mensaje emocional por medio de nuestro tono de voz y el ambiente de cuidado, pero cuando los niños aumentan gradualmente sus capacidades para emplear los conceptos y las palabras, se vuelve muy significativo escuchar un “te quiero”, un “te amo, hijo”. Estas palabras pueden ser utilizadas en diferentes maneras, ambientes y contextos, pero siempre causarán marcadores en la mente del niño que le permitan ligarlos a ese ambiente seguro y de amor.

Palabras de reconocimiento: Las palabras de reconocimiento y cariño se mezclan en la comunicación que hacemos llegar a nuestros niños, pero es necesario que se distingan entre sí. Las expresiones de cariño y amor significan el aprecio a nuestro hijo por ser quien es, pero las frases de elogio son con las que alabamos a nuestro hijo por lo que hace, ya sean logros, comportamientos o actitudes conscientes. Pero debes tomar en cuenta dos cosas de cómo lo haces. Decir ¡que grandioso! cuando sólo fue algo normal, logra que en ocasiones ellos se den cuenta de cuando mentimos, y con qué frecuencia, cuando están en situaciones en las que no se les elogie por nada, supondrán que algo anda mal con ellos, o que nada hacen bien, esto les causará ansiedad, pero al contrario si reciben un elogio por todo y a cada momento, y ven a otros niños que no reciben tantos halagos, podrán preguntarse por qué ellos necesitan tantos elogios.

Es tan recurrente que las palabras de reconocimiento y cariño no sean separadas, que incluso existe una metodología de validación para ideas de negocio llamada “The Mom Test”, el método habla de cómo validar que tu idea de negocio es buena aún cuando tu mamá te miente y te dice que todo lo que haces es bueno.  ¿Por qué razón? Porque algunas mamás no separan las palabras de cariño con las palabras de reconocimiento y empiezan a comunicar con este sesgo, provocando que los niños crezcan no creyendo en estos elogios.

Debemos estar seguros de que las frases con las que elogiamos sean genuinas y sustentadas. De otro modo, se convertirán en una mentira que los niños percibirán inmediatamente y en momentos donde el reconocimiento sea genuino, de igual manera no lo creerán.

Palabras de estímulos: La palabra estimular significa “dar ánimo y valor”. Los niños conforme se van desarrollando, tienen nuevas experiencias donde necesitan de estímulo constante. Con nuestras palabras tenemos la capacidad de nutrir el estímulo o de lo contrario, desalentarlos. Frases como ¡bien, lo hiciste muy bien!, pueden generan una gran dosis de seguridad en un niño. ¿No lo crees?

Palabras que orientan: Los niños necesitan ser formados y orientados por alguien, es por esto que siempre son guiados por alguien. Si tu como padre o educador no eres su guía, entonces otras personas tomarán ese papel: la sociedad, otros adultos, otros niños, las pantallas, las redes sociales, un youtuber.

Con frecuencia los adultos enviamos el mensaje correcto, pero de manera incorrecta. Un niño comentó: “Mis padres me gritan diciendo que no grite. Esperan que yo haga algo que ellos no han aprendido.” Y así como éste hay muchos ejemplos.

Contrario a lo anterior existen intensiones negativas en palabras y frases que no podemos permitirnos.

  1. Chantajear: frases como: “me vas a matar de un enojo”, lo único que provocamos es una culpabilidad por algo ajeno a ellos, se crea una responsabilidad sobre lo negativo que sucede alrededor de ellos.
  2. Predicciones negativas: este tipo de frases son más comunes de lo que creemos. Aquellas frases como: “te vas a caer”, “no lo hagas de todas formas “no lo podrás hacer”.
  3. Condicionar la atención: Todas las frases o palabras que comunican que no hay tiempo para ellos. Por ejemplo: “ahorita no, estoy ocupado”, pueden provocar que el niño sienta rechazo, y por lo tanto, crecer con inseguridad.
  4. Palabras de amenazas: Estas palabras lamentablemente tienden a ser muy comunes. Esas frases como: “ven en este momento o vas a ver”.
  5. Comparaciones: Aquellas frases o palabras que hacen un comparativo de una persona con otra. Por ejemplo: “deberías aprender de José, el lo hace muy bien”. Esto no logra otra cosa más que sembrar inseguridad y rivalidad entre las personas comparadas.

Sin duda, como papás y educadores no podemos dejar de crear un ambiente de afirmación para cada niño/estudiante.

Te animo a poner en un comentario cuáles palabras de afirmación aplicas con tus hijos o estudiantes.

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