Seguramente, alguna vez has escuchado el dicho «hijo de tigre, pintito». Esta es una expresión popular en México que se usa para decir que los hijos de alguien tienen una habilidad o talento similares a los de sus padres. También suele usarse de forma negativa cuando algún hijo tiene características no virtuosas como las de sus padres, por ejemplo, robar, sacar malas notas en la escuela, mentir, ser malhablado. Este dicho tiene un parecido a otro muy conocido: «de tal palo, tal astilla».
Como podemos observar, las cualidades y talentos van de la mano con la identidad. Por eso, es muy importante que como padres educadores o docentes, les recordemos a nuestros hijos y estudiantes quiénes son y cuál es su origen, y para eso les tenemos que llevar a reconocer quién es su papá: un Dios con poder creativo; así como recordarles que son hijos de un Dios creador.
En la palabra de Dios encontramos que de la nada Dios hizo todo. La tierra estaba desordenada y vacía. El recurso de Dios fue Él mismo, la esencia de Su palabra:
«Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día». Génesis 1:3-5.
¡Qué realidad tan sorprendente! Tan es así que en algún momento llegamos a pensar que es todo un reto enseñar esta verdad a nuestros hijos o estudiantes. He visto la carita de mi hijo y la de los niños de la iglesia cuando les explicamos que Dios sólo dijo «hágase la luz», y la luz se hizo. Les sorprende saber que con sólo decirlo las cosas se hicieron. Sus ojos se abren y creo que aunque no alcanzan a dimensionar el enorme poder de Dios, sí quedan asombrados de saber que tienen un Dios tan poderoso que no requirió más que Sus palabras para hacer que las cosas existieran.
Sin embargo, no podemos dejar a nuestros hijos y estudiantes sólo con esta realidad, ya que de ser así se quedarían en una posición pasiva, donde ellos únicamente se limitarían a admirar a su Dios creador (lo cual es bastante bueno). Es nuestra responsabilidad compartirles la otra parte de la verdad, aquella que dice que fuimos hechos a imagen y semejanza de Él, y por tanto, entonces también podemos «crear».
Está más que comprobado que el ser humano es un ser creativo, basta con mirar a nuestro alrededor y nos vamos a encontrar con un sinfín de objetos, sistemas, modelos, máquinas, estrategias, nuevas ideas plasmadas en el arte, la literatura, las ciencias, la mercadotecnia, entre otras ciencias. No terminaríamos de mencionar todo lo que el ser humano ha creado a lo largo del tiempo; pero si miramos el estilo de vida de los primeros hombres y el que llevamos ahora, podremos comprobar que la creatividad nos ha llevado a tener una forma de vida diferente e innovadora.
Es importante que como padres educadores y como docentes, aprovechemos la influencia que tenemos con nuestros hijos y alumnos, para impulsarlos a ser parte de esas mentes brillantes que se atreven a observar, y que detectan problemas o mejoras que se pueden hacer en los diversos ámbitos que atañen a la humanidad. Quién sabe si tengamos entre nuestros hijos o estudiantes a los futuros inventores de nuevos objetos, sistemas, modelos, estrategias e ideas, que traigan como consecuencia un mundo mejor.
Algunos consejos para propiciar la creatividad en nuestros hijos y alumnos son:
- Dedica tiempo para explorar más los gustos y actividades que les atraigan a tus hijos o alumnos, de esa forma los podrás ayudar a desafiar su pensamiento creativo.
- Promueve sus preferencias artísticas destinando un espacio visible y amplio para que dibujen.
- ¿Son muy dados a hacer preguntas? No los censures, responde todas las que puedas y, cuando no tengas las respuestas, investiguen juntos.
- Si les gustan los animales, vean documentales que les den información de su forma de vivir, enséñales sus nombres y las familias a las que pertenecen.
- ¿Los idiomas son su pasión? Aprende junto con ellos y amplía cada vez más la conversación y el vocabulario de nuevos idiomas.
- Si les gusta inventar, deja a su alcance una caja de materiales diversos, que no resulten peligrosos y que sean fáciles de usar, para que plasmen sus ideas de forma plástica.
Por otra parte, no debemos olvidar que la creatividad también tiene una conexión estrecha con los valores. Dios mismo valoró que la luz era buena y la separó de la noche. De todo lo que Él creó fue colocando un valor singular a cada cosa. Y lo mismo aplica para nosotros al hacer uso de la creatividad. El ser humano ha creado muchas cosas que han beneficiado a la humanidad, pero lamentablemente, también ha creado muchas cosas (objetos, sistemas, modelos, máquinas, estrategias) que la han perjudicado. Muchas de las creaciones del hombre están alejadas de los principios del reino de Dios, por ejemplo, las bombas nucleares, las páginas de internet con contenido inapropiado, la música que exalta la muerte, la venganza, el odio, etc., los sistemas que pervierten el modelo de familia, los libros que degeneran la palabra de Dios colocando al ser humano como el centro del universo, y así podríamos seguir mencionando más ejemplos.
Por esa razón, además de impulsar a nuestros hijos y estudiantes a explotar su lado creativo que por naturaleza tienen, es necesario que les recordemos que su creatividad debe ser canalizada para, en primer lugar, alabar a Dios, por tanto sus talentos no pueden ser usados para exaltar algo que no promueva la voluntad de Dios. Y que ésta debe ser usada para traer un beneficio a la humanidad y a su prójimo. De esta forma podremos evitar que nuestros hijos y alumnos participen en proyectos que tengan como finalidad fomentar y enaltecer lo que a Dios no le agrada. Y, para que nuestros hijos y alumnos sepan qué le agrada a Dios, se deben mantener en conexión con Él y con su Palabra.
No desaprovechemos la oportunidad que tenemos como padres educadores y docentes. Ayudemos a nuestros hijos y alumnos a explotar con sabiduría la creatividad que Dios les dio, porque después de todo… hijos del Dios creador, creativos.
