Encontrar el propósito de mi vida no fue fácil

Debo admitir que es la primera vez que escribo para un blog y cuando recibí la invitación para colaborar sobre educación, me asusté, pero la emoción por compartir lo que he aprendido en este viaje será siempre mayor. Soy músico, la educación musical y en general todo el tema de la música ha sido una pasión los últimos 16 años de mi vida.  

Cuando terminé la preparatoria, luego de estar desde primaria en la escuela de mi iglesia donde mis papás eran pastores, no tenía idea de lo que quería hacer con mi vida. Estar dentro de un sistema de educación cristiana y pasar mi juventud llena de actividades en la iglesia no me prepararon lo suficiente para el reto que era salir al “mundo” o eso pensaba yo a mis 18 años. 

No tenía claro cuáles eran mis fortalezas y habilidades que me ayudarían a perfilarme para una carrera que aportara algo a la sociedad. Nunca me había puesto a analizar en qué era bueno y cuál era mi pasión en la vida, y como muchos jóvenes a esa edad, estaba convencido de que no sería nada fácil averiguar mi vocación. La presión de escoger una carrera me fastidiaba, por lo que trataba de postergarlo lo más que podía. Hoy sé que la respuesta siempre estuvo ahí un poco escondida, no tan a la vista, pero alguien ya se había encargado de prepararme. 

Cuando nos enfrentamos a decisiones importantes y difíciles de la vida, siempre debemos voltear a ver las armas o herramientas con las que contamos. Como las piedras que David llevaba a la pelea con Goliat, ¿cuáles son las armas y herramientas que tienes a la mano? O ¿qué te gustaría que tu hijo tuviera a su disposición?

En mi caso la música era una parte importante en mi vida porque era lo que yo hacía en la iglesia, pero no consideraba que podría ser una carrera o algo a lo que podría dedicarme como un trabajo, y si yo no lo pensaba, mis padres menos. Ellos, como buenos padres mexicanos, me sentenciaron que primero debería estudiar una “carrera de verdad” y luego, si yo quería, podría estudiar música. No sería tan grave si no fuera porque la carrera de música tardas unos 8 o 9 años cursándola en general (puede variar), por lo que dedicarme a la música se veía como algo muy poco probable.

Siempre hay un momento decisivo. Para mí llegó justo cuando, un poco agobiado por la decisión de escoger una carrera, platicaba con mi hermano mayor sobre las posibles opciones, los pros y contras de cada una. Al cerrar la conversación me recordó lo que Jesús dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios… y todo lo demás vendrá por añadidura”. De pronto recibí una llamada de mi maestro de violín ofreciéndome un puesto en la orquesta sinfónica de la universidad de Chihuahua, un camino que yo jamás consideré en mis opciones, completamente fuera de mi imaginación. Con muchos nervios decidí tomar esa oferta de trabajo para presentarme en las puertas del paraninfo universitario como un violinista profesional y empezar a ensayar todas las mañanas ahí.

Entrar a esa orquesta abrió mis ojos a una nueva dimensión que había en la música y que yo no había conocido estando dentro de la orquesta de mi iglesia. 

Ahí había una riqueza cultural e histórica disponible para todos, emanando en forma de música desde los diferentes instrumentos de cada músico y fundiéndose en un solo sonido sólido, lleno de diversidad. 

Junto con ese descubrimiento del mundo sinfónico se manifestó también una carga en mi corazón. Un deseo profundo por trasladar o traducir esa riqueza musical al contexto de mi comunidad: mi iglesia, el lugar donde comenzó todo para mí. 

Creo que esto es muy importante al buscar la vocación y el llamado en tu vida: cuando eres consciente de una necesidad y encuentras los recursos, se abre ante ti lo que puede ser tu propósito. Puede suceder de diferentes maneras, a lo mejor al lugar a donde llegas, están necesitando los recursos que abundan en el lugar de donde tú vienes y es necesario que colabores en llevar esos recursos, o al contrario, que al lugar a donde llegas tienen los recursos que necesitan en el lugar de donde vienes.

Para mí fue muy clara mi misión, aunque nunca faltaron las dudas y el temor. Desde entonces empecé a convocar a músicos y a llevar a cabo conciertos que replicaran esta idea y desde el 2005 ese esfuerzo en conjunto, se convirtió en un movimiento de adoración sinfónica y coral que se ha extendido a diferentes lugares de México, reuniendo a cientos de músicos y a miles de espectadores.

Dios siempre tiene un momento decisivo en nuestra vida y es importante que estemos abiertos a recibir el llamado y estar seguros de que si es Él quien nos está llamando, no hay nada qué temer. Mi intención en este blog es platicar sobre la riqueza que yo he encontrado como cristiano en el mundo del arte, la cultura y la educación musical y espero que en estas líneas puedas encontrar los recursos que necesitas, o al menos, que te encaminen en la dirección correcta.

https://www.instagram.com/idnajermann/

Chihuahua, Chihuahua, México.

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