Educando con seguridad en medio de la incertidumbre de la oscuridad

Hace algunos días en el norte del país nos quedamos sin energía eléctrica y sin agua, e incluso en algunas ciudades sin gas natural. Por un momento entramos en shock, luego sentimos la esperanza de que todo volvería pronto a la normalidad. Aunque al medio día nos dimos cuenta de que tal vez sería algo un tanto permanente, al menos por un día más. Los que tenemos trabajos de oficina e hijos, sentimos un poco más de pánico.

Esta situación me llevó a reflexionar: Así me sentí cuando comencé a educar en casa. Algunos son profesores por elección y otros, como yo, somos maestros por casualidad, sobre todo durante la pandemia. 

En 2020, sin mucho aviso, nos tuvimos que convertir en profesionistas, padres, esposos y maestros a la vez, un poco asustados y ansiosos.

La incertidumbre es lo que más ha estado presente este último año. Y al menos yo me sentía que educaba «en la oscuridad». ¿Cómo voy a enseñarle a mi hija a leer y a escribir? ¿Cómo le voy a explicar acerca de las partes de la tierra? Cabe mencionar que mi hija está en kinder. ¿Cómo fue para los que debían educar en geografía, historia y matemáticas?

Creo que en este último año todos hemos tenido ese punto de desesperación, esas ganas de llorar y ese terrible sentimiento de incapacidad. Pero luego, en medio de toda esa incertidumbre y oscuridad existen varias verdades a las que puedo voltear cuando necesito encontrar paz, inspiración y luz.

1.- Dios nos capacita en todo momento. Juan 15:16 dice «No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure». ¿Qué fruto más importante hay que nuestros hijos?

2.-  Eres la madre o padre perfecto para tu hijo. Dios te eligió a ti, tal como eres: con mucha o poca paciencia, tímido, activo, como seas.

3.- La educación es la base, incluso de la fe de nuestros hijos. Necesitamos que nuestros hijos aprendan no sólo a leer, sino a razonar y reflexionar, desarrollar su pensamiento crítico, pues esto ayudará a que sean cristianos por convicción, no por religión o costumbre.

4.- Dios tiene el control. Ni el presidente, ni los médicos, ni los ingenieros o youtubers… sólo Dios.

5.- Somos privilegiados de poder tener los recursos y la oportunidad de enseñar a nuestros hijos, y lo mejor: estamos aprendiendo JUNTOS. 

6.- Dios nos dio una creatividad que podemos y debemos explotar en cada circunstancia. 

Y en penumbras, me aferro a estas verdades y veo la gracia de Dios al ver cómo surge la creatividad en todo sentido, cómo mi hija puede jugar sin necesitar absolutamente nada más que la imaginación. Y entiendo más que nunca que mi misión es crear faros resplandecientes de luz en la oscuridad del mundo. 

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