Educación: el mejor legado para nuestros hijos

Al momento que un partero ayuda en el nacimiento, no está formando al bebé. Solamente lo conduce y lo ayuda a emerger de su mamá. De la misma forma, los padres deben pensar en su papel educativo. A nosotros nos toca encaminarlos y ayudarlos a emerger de su lugar en el hogar para tomar su papel en la sociedad.

Como hay que pasar toda nuestra vida conversando con personas, tomando decisiones y trabajando, es indispensable instruir a nuestros hijos con herramientas que les permitan entender las Escrituras y la naturaleza del mundo en el que la Palabra echa raíces. La educación es importante en el desarrollo personal, familiar y social en general. El mejor ejemplo de ello fue el maestro de todos los tiempos, quien se preparó durante treinta años para ejercer su ministerio, y pasó tres años enseñando la verdad encomendada por su Padre, al ser enviado a caminar entre nosotros. Jesús mostró su interés en el conocimiento cuando a su corta edad se sentaba con los conocedores de la ley en el templo, discutiendo y leyendo las porciones del Antiguo Testamento.

¿Por qué es importante educar a nuestros hijos?

La realidad es que vivimos en una humanidad llena de retos y desafíos no sólo para nosotros, sino para nuestras generaciones. A veces me pongo a pensar con temor y temblor acerca del mundo que les tocará vivir a los que vienen detrás de nosotros y eso me recuerda lo que Juan Amós Comenio dijo hace algunos siglos: «Es necesario un cambio radical, la reforma social ha de hacerse por medio de la educación».

Diferentes expertos han dicho que la desigualdad, el narcotráfico, la pobreza, la corrupción, etc. se solucionan con enseñanzas adecuadas. Un hombre que no recibe buena crianza es más probable que sea propenso a caer en el sistema de este mundo. Es por esto que la educación debe implicar todo el ser y todo el período de la existencia de un ser humano, no sólo el paso por las diferentes instituciones educativas o el núcleo de la familia, sino toda la vida estamos incorporando lecciones que nos forman de una o de otra manera.

¿Por qué dejar un legado?

El capítulo dos del libro de los Jueces relata que el pueblo de Israel le sirvió al Señor todo el tiempo que Josué y los líderes sobrevivieron, todos aquellos que vieron con sus propios ojos todas las proezas que el Señor había hecho por ellos. Pero después de que esa generación murió, creció otra que no conocía al Señor ni recordaba las cosas poderosas que Él había hecho por el pueblo.

¡Me asombra esta historia bíblica! Es un hecho que en el futuro no estaremos con nuestros sucesores para modelarles la fe, pero, sí estamos ahora para ellos y tenemos la oportunidad de enseñarles valores, principios y asignaturas que los lleven a Cristo. Mientras tus hijos conozcan más al Señor se conocerán más a sí mismos. Se verán como hechura del Dios viviente coronados de gloria y honor y esta es la identidad que los definirá por el resto de su vida.

Si tú no afirmas y educas a tus hijos en esta verdad alguien más lo hará y no precisamente como lo esperas. Un niño que tiene cimientos fuertes difícilmente se apartará del camino ni aún cuando fuere viejo. Al contrario, será como aquel árbol plantado sobre corrientes que su hoja no marchita, da fruto a su tiempo y prospera en todo lo que hace.

Probablemente estas escribiendo el prólogo en tus retoños y los estás preparando para esta vida y la venidera. Tu hogar, tu familia es el primer círculo seguro donde ellos practicarán y entenderán muchas cosas. Aquí aprenden a denominar, observar y a clasificar. A lo mejor este trabajo no termina, sino hasta que tus hijos salgan de tu casa, pero de una cosa estoy seguro, será la mejor inversión que hayas hecho en tu vida.

Papá, mamá, enseñar es un don de Dios y el propósito principal de la educación cristiana es preparar al pueblo para que realice la obra de Dios en el mundo. Esta es tu misión.

Pon cuatro libros en la mochila.

La famosa escritora cristiana Elena de White a quien Dios le dio aproximadamente dos mil visiones y sueños argumentó que nuestro Salvador ha puesto en nuestra mochila de la vida cuatro libros de texto para cumplir con los requisitos de la escuela preparatoria de esta tierra, por la cual todos debemos pasar. Estos son: la Biblia, la naturaleza, los cambios de la vida y el servicio al prójimo. La Biblia es el principal de estos textos porque sin la revelación, no captaríamos las lecciones que aparecerían en los otros tres libros en su debido momento.

El inicio de nuestro legado empieza en las entrañas de la madre donde el bebé se está preparando para disfrutar, ahora bajo el firmamento porque ya nada tiene que hacer en tales tinieblas y termina (aunque nunca terminas de aprender) cuando hemos hecho crecer a nuestros hijos (autoridad), y ahora son independientes para tomar sus propias decisiones y equivocarse por sí mismos.

¡Sé fiel administrador de la educación de tus hijos!

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5 respuestas

  1. Que importante recordar que somos administradores y no dueños, porque esto nos hace entender que vamos a darle cuentas al dueño de estas preciosas vidas, también se que como madre soy falible, probablemente haré muchas cosas bien pero también muchas mal, necesitamos estar siempre cerca del Señor para poder administrar todo lo que Dios nos ha permitido tener, nada está exento, mucho menos, nuestros hijos.

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