Detecta y canaliza las emociones de tus alumnos

Las emociones son un regalo preciado que Dios nos concedió ya que nos sirven para experimentar esta vida con más intensidad. Nos acompañan todo el tiempo y es imposible vivir sin ellas. Incluso cuando la ecuanimidad nos aborda estamos sintiendo algo. 

Un estudio realizado por el profesor de Psicología Dacher Keltner, experto en Ciencia de las Emociones, y Alan Cowen, estudiante de doctorado en Neurociencia de Berkeley, identificaron un total de 27 categorías de emociones las cuales pueden interconectarse y formar hasta 270 emociones; queda claro que en todo momento están con nosotros.

Hay diversas emociones que desde pequeños definimos entre positivas y negativas, emociones que desearíamos sentir siempre y emociones que deseamos evitar a toda costa, pero la realidad es que necesitamos sentir y experimentar la gran mayoría para valorar más los buenos momentos, ya que no sería posible disfrutar de la felicidad con gratitud, si no experimentamos la profunda tristeza.

La educación emocional para el salón de clases es un tema que entre los docentes no se toca con frecuencia; su interés versa más en: cómo mantener la disciplina, qué hacer para que mi alumno aprenda mejor, métodos de enseñanza novedosos, consejos para dar una buena clase, entre otros. Sin embargo, las emociones juegan un papel fundamental a la hora de interactuar en el aula.

Ya te habrás dado cuenta que el ser maestro te permite detectar fácilmente las emociones de tus alumnos, y esto es porque en la niñez se manifiestan nuestros sentimientos con más impulsividad. Mientras vamos creciendo, la inteligencia emocional va en aumento para controlar nuestro carácter y tener un mejor balance en nuestro día a día. Es por esta razón que la mayoría de tus alumnos son susceptibles a responder emocionalmente con más desmesura que cualquiera de nosotros. 

Nos queda claro que las emociones son buenas y completamente intrínsecas en los seres humanos, sin embargo, los sentimientos negativos cada vez son más comunes en la sociedad y son más normales a medida que pasa el tiempo. Todo esto permea a los niños, por eso vemos crecer la problemática de los incidentes o atentados en las escuelas, en los cuales, los protagonistas a menudo suelen ser los mismos estudiantes, quienes se dejan llevar por todas las emociones negativas.

Por eso nos parece importante que sepas detectar y canalizar cuando uno de tus alumnos esté pasando por una situación complicada:

Detecta:

Actitud de hostilidad. Un niño hostil es aquel que constantemente está demostrando su enemistad, desagrado u oposición respecto de otra persona, otras ideas o directamente a lo que trata de enseñar el maestro.

Violencia hacia los demás alumnos. Un alumno violento es aquel que física o verbalmente ofende a los que están a su alrededor. Este tipo de comportamiento es un foco rojo en el aula y es muy importante detectarlo a tiempo ya que su violencia también afectará emocionalmente a otro niño. Entonces, ya no sólo tendremos a un alumno desbalanceado sino dos, uno con ira y otro con miedo.

Faltas de respeto a las autoridades. Este aspecto es muy delicado ya que pone en juego tu autoridad ante el salón de clases. Por lo general, es un tema de educación y valores que los alumnos vienen arrastrando desde casa. En este punto es de suma importancia involucrar a los papás y si no se llega a una solución, dejar en claro sus límites como institución.

Aislamiento del resto del grupo. Muchas veces estos comportamientos no son detectados a simple vista. Hay momentos en los que puede parecer que es el propio alumno el que se aleja de los demás, lo cual casi siempre está lejos de la realidad; lo más probable es que los demás alumnos intencionalmente lo excluyan socialmente. Esto es muy peligroso ya que este tipo de situaciones tienen mayor riesgo de desarrollar depresión o ansiedad en el estudiante.

Bajo rendimiento académico. Como docentes es importante diferenciar entre trastornos de aprendizaje, los cuales son problemas que no dependen esencialmente de los sentimientos del niño.

Actitud errática y cambiante. Un alumno en el que se observan cambios de humor repentinos y actitudes que son notoriamente raras o no comunes debe detectarse y recibir ayuda. Por ejemplo, si un alumno que era muy extrovertido de un día para otro se vuelve evidentemente callado.

Desinterés y actitud de apatía. El alumno que claramente su mente está en otro lado, no tiene el interés en sacar provecho de las clases que se imparten y muestra una profunda indiferencia ante cualquier estímulo externo; también se puede notar una falta de motivación o entusiasmo en las actividades que se le ofrecen realizar.

Gestiona:

Habla abiertamente del tema con los padres de familia. Al momento de detectar este tipo de actitudes en los estudiantes, es importante comentarlo con los padres de familia ya que puede que ellos no estén enterados de la situación o al contrario, sepan exactamente por el  proceso que está pasando el alumno. El comentarlo con ellos permitirá llegar a acuerdos para apoyar de la mejor forma al niño, recordando siempre que nosotros no podemos actuar más allá de lo que los padres nos permitan.

Informa a los demás maestros y a los directivos. En estos casos es necesario crear una cadena de monitoreo para estar pendientes en todo momento de los alumnos que presentan ciertos síntomas, y así lograr evitar alguna situación delicada.

Involucra al personal de orientación de tu instituto. Aprovecha de todos los recursos que la institución ofrece; un especialista en psicología puede dar un mejor seguimiento y resolución para este tipo de temas, y como ya lo vimos en el punto anterior, es importante que los padres estén de acuerdo en todas estas cuestiones.

Como institución determinen el procedimiento que se seguirá. Es indispensable crear desde un principio los lineamientos que se seguirán en este tipo de situaciones. Crea en conjunto los procedimientos a seguir con los maestros y exterioricen sus límites a los padres de familia desde un inicio.

Concientízate del alcance que tienes en el aula y crea un vínculo de confianza. Eres de los personajes principales en la vida de un alumno, pasas aproximadamente 8 horas diarias frente a él; con esto que se te ha encomendado, tienes la responsabilidad de crear una relación basada en la confianza y la libre expresión.

¡Espero que esto te ayude mucho! Recuerda que tienes a tu disposición recursos para ser un docente que va más allá que sólo enseñar matemáticas o geografía. 

Ten en mente que un verdadero maestro logrará ser un modelo a seguir para sus alumnos en cuanto a fe, valores, carácter e inteligencia emocional.

Bibliografía:

https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.1702247114

https://welthy.es/magazine/cuantas-emociones-existen/

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