Desarrollando identidad

Ninguna tú

“Ninguna tú

Tantas mujeres

y ninguna tú.

En Sarajevo

doscientas mil mujeres

y ninguna tú.

En Europa

doscientos millones de mujeres

y ninguna tú.

En el mundo

dos billones de mujeres

y ninguna tú.”

Izet Sarajlić

Buscando un día qué leer, me topé con este poema y, aunque se trate de un poema de amor, habla perfectamente de la individualidad que cada ser humano representa.

Millones de personas, miles y miles de hombres, mujeres y niños; cientos de países, docenas de ciudades y, nadie, ni siquiera uno es igual al otro. Podremos parecernos físicamente, podremos ser similares en estilos de vida, pudiese ser que existan características que nos haga sentir esa similitud; sin embargo, no existe nadie como tú o como yo. 

Mi entorno, mi crianza, mi educación, incluso mi alimentación, ha formado en mí esa esencia, la cual nadie puede compartir. Aún, estando en la misma casa, percepciones y experiencias son tan únicas y diferentes que nos llevan a pensar y actuar como nadie más lo haría. Los padres que criaron a un hijo no son los mismos que educaron al otro, pues en el proceso hubo una madurez y crecimiento, un aprendizaje que provocó un manejo diferente de cada situación. Y es aquí donde radica la importancia de hablar de identidad.

Empezando por conceptualizar, identidad se refiere a toda esta conciencia que tiene una persona de sí misma y la hace ser alguien distinto al resto, caracterizándolo frente a los demás. De tal manera que, cuando hablamos de formar la identidad de nuestros alumnos, nos referimos a desarrollar en ellos la certeza de quiénes son, no solo dentro del grupo al que pertenecen, sino también, de su lugar en el mundo.

Nuestros alumnos o hijos están siendo bombardeados a diario por medio de voces que tratan de decirles quiénes son, que los etiquetan y los catalogan ya sea por su estatus económico, por su color de piel, por su origen, por su tipo de personalidad, y un sinfín de otros aspectos. Los manipulan y los orientan a ser algo que, sin temor a equivocarme, no son. Por lo que, desarrollar una correcta identidad, una conciencia de quienes son para y por Dios, nos corresponde como educadores.

Generar criterios que les permitan a nuestros hijos desenvolverse, en medio de un mundo tan oscuro, o tan brillante, que nada los pueda deslumbrar o cegar, se hace imperativo a cada instante y, darles las herramientas para que, aún bajo la presión, el empuje y la falta de aceptación, ellos lleguen a ser personas bien determinadas, no por lo que los demás piensen o digan de ellos, sino por lo que la Biblia y El Señor han dicho de ellos, hace de nuestra tarea algo sumamente importante.

Y ¿cómo podemos lograrlo? Primero que nada, llevándolos de la mano hacia una relación con Cristo. Ayudarlos a ver que nadie más que su creador está más interesado en ellos, es el punto clave para una correcta identidad. Saberse amados por Dios, y que forman parte de un plan perfecto y bueno, tal y como lo dice la Palabra, les hará establecerse como personas seguras de sí mismas.  

Repetir versículos que los afirmen como hijos de Dios apoya directamente este punto. 1° de Timoteo 4:12; Jeremías 1:5; Juan 1:12; Romanos 8:15; Gálatas 4:7; Filipenses 3:20, son algunos pasajes que podemos compartir con ellos, en todo momento, como lo dice Deuteronomio 6:7, desde que amanece hasta que se pone el sol. Esto formará un ambiente donde lo importante no es lo que has logrado, sino lo que eres y lo que vales, qué es la sangre de Jesús.

 

Encuentren, juntos, aquellos dones y talentos que Dios ha depositado en ellos. No solo se trata de experimentar diferentes disciplinas deportivas, artísticas o sociales, que es indispensable para encontrar identidad, sino ser constantes, dando el extra a favor de ellos y empujarlos a realizar estas actividades, aún y cuando se sientan desalentados o frustrados, pues, cuando ellos pierden su motivación interna, entra en acción la motivación externa. 

Empújalos a siempre dar lo mejor de sí mismos, llévalos a no dudar de sus capacidades, y que cuando haya algún error o algún obstáculo, sepan que contarán contigo, dando un amor no condicionado al éxito o al fracaso, sino a su propia existencia: pues así es como nos ama el Padre.   

Buscar una escuela o una comunidad que esté a favor de nuestros hijos es otra manera de hacer crecer su identidad. Tanto la educación en casa como la que es institucionalizada, tendrá un alto impacto en la identidad de los niños, por lo que encontrar el mejor lugar para estudiar, no solo es primordial, sino de vital importancia.

 Toma el tiempo para decidir de la mejor manera, ora y pide guianza del Espíritu Santo para llevar a tus hijos y estudiantes al ambiente más adecuado para ellos. Y, prepárate, pues, una de las mayores luchas que hemos pasado al hacer homeschool o al estar en una escuela cristiana, es el constante cuestionamiento: ¿Cómo los vas a enfrentar a un mundo en donde el pecado está a la mesa? ¿Cómo los vas a enfrentar a una sociedad que se come vivos a tantos se dejen? “Los estás encerrando en una burbuja que se va a romper en el primer momento que pisen el mundo exterior”. Pero, nuestra respuesta es simple:

 Estamos formando su carácter, dándoles todo el bagaje necesario para que, venga lo que venga, su corazón esté anclado.

 Se trata de brindar todas las herramientas posibles para que, ya sea que enfrenten la presión social o que se presenten oportunidades para pecar, ellos respondan como Pablo lo hizo: Todo me es lícito, pero no todo me conviene y tomen decisiones con bases firmes en la Biblia.

Compartir:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Nombre *
Correo *
Teléfono *

¿Ya conoces nuestro Blog LAM?

¡Regístrate a nuestro Newsletter y obtén envío gratis!*
Nombre *
Apellido *
Ciudad *
Teléfono *
Correo *

*Aplica solo para la república mexicana.
Ingresar