«Yo no temo al hombre que ha lanzado 10 000 patadas diferentes, yo temo al hombre que ha lanzado una patada 10 000 veces». —Bruce Lee.
Para avanzar y ser cada día mejor, hay que entrenar, capacitarse, reforzar conocimientos y no dar por sentado que lo sabes todo.
En la edición 2024 de Conecta, nuestro congreso nacional de líderes y educadores que explora los desafíos y oportunidades de la educación actual, pudimos ver cómo rayos de sol bajaban desde la plataforma y deslumbraron a cada educador presente en el auditorio del Centro Citibanamex. Esto lo hacemos precisamente porque como Sistema Educativo creemos e impulsamos la capacitación.
Sin embargo, aunque no lo creas, no todos comprenden la importancia de la capacitación.
Si tu eres padre de familia y estás leyendo esto me darás la razón de que nadie nace sabiendo ser papá o mamá, todo viene a través de constantes repeticiones, recibir consejos, hacer preguntas, observar cómo se hace, leer o ver tutoriales. Te das cuenta que el niño nace con una simple aptitud para adquirir el conocimiento de las cosas, en primer lugar porque porta la imagen de Dios y en segundo lugar, porque lo acompañarás y lo guiarás a explotar al máximo sus capacidades, dones y talentos. Poco a poco se le enseña a gatear (primer acto de independencia de un niño) y posteriormente a dar los primeros pasos, todo de una forma progresiva y escalonada.
Del mismo modo, no nacimos sabiendo cómo enseñar o dirigir un centro educativo. Debemos aprender, tener disciplina y prepararnos.
Hay un pasaje que quiero compartirte y creo que está en línea al punto que quiero llegar.
En Proverbios 12:15 (NTV) dice: «Los necios creen que su propio camino es el correcto, pero los sabios prestan atención a otros».
Sabiduría es observar, evaluar y corregir para obtener un mejor resultado. Para obtener mejores resultados es necesario encontrar la mejor forma de hacer las cosas y para encontrar la mejor forma de hacerlo, busca alternativas y pruébalas, aprende de los mejores, usa las herramientas que ya están probadas. ¿Te das cuenta que el impacto en tus pupilos depende de tu capacitación?
Al contrario, los necios creen que lo que hacen está bien y que no necesitan aprender cosas nuevas. ¿Te acuerdas de la muy conocida historia de Thomas A. Edison?
Regresó a casa con una nota de su maestro y mientras su madre leía el mensaje se le llenaron los ojos de lágrimas y leyó en voz alta la carta: «Su hijo es un genio, esta escuela es demasiado pequeña para él y no cuenta con maestros buenos para enseñarle, porfavor, enséñele usted misma». Tiempo después de que la madre falleció, encontró la carta de su maestro, la abrió y descubrió el verdadero mensaje: «Su hijo es mentalmente deficiente. No podemos permitir que siga en esta escuela, queda expulsado».
Edison escribió en su diario: «Thomas A. Edison era un niño mentalmente deficiente cuya madre lo convirtió en un genio».
Tú y yo sabemos que nuestros alumnos e hijos son capaces de aprender. ¡Pero nosotros también! No seamos necios que pensemos que ya lo sabemos todos, sino personas dispuestas a aprender y mejorar todos los días.
