En la actualidad, aún se cuestiona la necesidad o la importancia de la educación de nivel preescolar, sin embargo desde principios del siglo XIX e incluso antes a ésta fecha, se han realizado postulados a favor de la enseñanza desde la primera infancia, ya sea en casa o de forma escolarizada. No se trata de estructuras rígidas sino de la libertad de exploración y adquisición del conocimiento a través de la curiosidad, la creatividad y el asombro.
Este ensayo expondrá brevemente tres premisas de educadores que forjaron los cimientos de la educación preescolar como la llave para una educación saludable, de la siguiente manera:
- Descubrimiento del poder original.
- Determinación de la personalidad.
- Estímulo del entendimiento.
Descubrimiento del poder original
Friedich Fröbel (1782-1852), pedagogo alemán conocido por ser el creador de la educación preescolar y el concepto de jardín de niños, habla acerca de la importancia de la educación y cómo ésta es la vía por la cual el hombre es forjado. La vida expresada en el exterior, será la que forme el interior y viceversa; el niño que se muestra inquieto, desenvuelto, explorador de su entorno, será materia dispuesta para formar el interior; su alma. Fröbel expresa que:
«La mente crece por auto revelación. En el juego, el niño determina qué puede hacer, descubre sus posibilidades de voluntad y pensamiento al ejercer su poder de forma espontánea. En el trabajo, él sigue una tarea que otro le prescribe y no revela sus propias inclinaciones, sino las del otro. El juego, revela su propio poder original» (eligeeducar, 2017).
Es éste poder original, el que Fröebel persiste en defender, y el que Sistema Educativo LAM busca proteger y pulir. Por medio del juego, el niño expresa la verdad de su interior, se siente en un ambiente libre para demostrar lo que piensa y siente. Es por ello, que no se dan formalismos rígidos en la educación preescolar, ya que, se pretende que cada uno de los pequeños desarrollen sus dones y talentos propios; así, nos daremos cuenta si en realidad su interior va tomando la forma divina que fue establecida desde que Dios pensó en formarlos. He aquí la gran responsabilidad de los padres, tutores y educadores en comprender las profundidades de Dios, el pensamiento que tuvo al crear al ser humano y trabajar de su mano para mostrar la fe que ha depositado en cada corazón, lo cual, va de la mano con cada ciencia en la tierra esto es la continuidad de la obra de Dios.
Determinación de la personalidad
«El esfuerzo oculto de la infancia debe considerarse sagrado (…) porque en este periodo de formación se determina la personalidad futura del individuo». El niño de María Montessori.
María Montessori, una mujer que defendió la autonomía del ser humano desde la primera infancia y como el adulto es quién lo acompaña en el proceso de exploración y descubrimiento de la capacidad personal. No es dejar al niño sin límites, sino darle los límites necesarios para explorar en un lugar seguro, un ambiente de amor, respeto, honra y admiración; pues son obra e imagen de Dios. Aquí es donde se da el sentido de pertenencia y de seguridad, en quién es y todo lo que puede lograr. Tan solo quédate cerca de un niño, dale un lugar seguro y lleno de amor, te sorprenderá todo lo que es capaz de lograr.
Un niño acompañado a aprender, es el cimiento en el cual descansará toda la obra futura.
Por ejemplo, si queremos que un niño comparta, permitamos que identifique su territorio y sus pertenencias e invitemos a que poco a poco juegue con otros, respete cuando no quiere prestar sus juguetes y más cuando alguien no quiera compartir con él; el ambiente por si sólo lo llevará a compartir. Si anhelamos niños empáticos, con actitud de servicio, con corazón generoso, es importante que propiciemos los escenarios y ambientes que los motiven a ser de ésta forma: la misma enfermedad, la realidad de otros que sufren carencias, el que la familia ofrezca lo que sabe hacer a otros, el servicio que hay entre ellos, por mencionar algunos. Es lo que lleva a la formación de carácter, el que sean individuos que controlan su temperamento, que aportan a la vida en sociedad, que viven en contentamiento; personas que reflejen a Jesús en su actuar diario.
Estímulo del entendimiento
Todos queremos saber, pero pocos estamos dispuestos a pagar el precio. «…Estimular a los tiernos entendimientos que busquen en los libros lo que deseen…» (p.218 Didáctica magna).
Juan Amós Comenio, un hombre adelantado a su época que luchó en medio del limitado entendimiento de su tiempo, buscó el alimento de los libros para conocer a Dios y poder servir a otros a través del amor al aprendizaje, a los libros y a una buena enseñanza.
Es desde los primeros años de vida, donde cada pequeño tiene la oportunidad de elegir lo que les agrada y apasiona, sin embargo, es el adulto quién debe ofrecer las opciones que enriquezcan lo que él ya es (por ésto es importante que el adulto busque la verdadera sabiduría, la que viene del Señor de las luces Santiago 1:17); los beneficios del siglo XXI, es el acceso a libros coloridos y adaptados para niños; el conocimiento de las diferentes artes: la dialéctica, la gramática, la retórica, la astronomía, la geometría, la aritmética y la música; y la aplicación de una o de todas ellas.
Imaginemos niños que cargan en sus mochilas: rompecabezas, libros, instrumentos, la Biblia; en vez de aparatos electrónicos. No porque sean del todo malos para su desarrollo, pero si limitan su creatividad e ingenio.
Anhelamos niños que amen aprender, que luchen cada día y se esfuercen para practicar y desarrollar mejor el arte que han elegido amar. Los Danieles que crezcan en conocimiento.
Cada pedagogo se esforzó en demostrar que Dios diseñó en el hombre la capacidad de asombro, de inventiva, de creatividad y nosotros, como Sistema Educativo LAM tenemos la firme convicción de que este propósito se logra si comenzamos en la primera infancia. Es el nivel preescolar: la llave para una educación saludable, una educación anhelada por el educando, una educación que forme a los Danieles de los próximos años, hombres y mujeres que crezcan en fe, carácter y conocimiento.
En la actualidad, aún se cuestiona la necesidad o la importancia de la educación de nivel preescolar, sin embargo desde principios del siglo XIX e incluso antes a ésta fecha, se han realizado postulados a favor de la enseñanza desde la primera infancia, ya sea en casa o de forma escolarizada. No se trata de estructuras rígidas sino de la libertad de exploración y adquisición del conocimiento a través de la curiosidad, la creatividad y el asombro.
Este ensayo expondrá brevemente tres premisas de educadores que forjaron los cimientos de la educación preescolar como la llave para una educación saludable, de la siguiente manera:
- Descubrimiento del poder original.
- Determinación de la personalidad.
- Estímulo del entendimiento.
Descubrimiento del poder original
Friedich Fröbel (1782-1852), pedagogo alemán conocido por ser el creador de la educación preescolar y el concepto de jardín de niños, habla acerca de la importancia de la educación y cómo ésta es la vía por la cual el hombre es forjado. La vida expresada en el exterior, será la que forme el interior y viceversa; el niño que se muestra inquieto, desenvuelto, explorador de su entorno, será materia dispuesta para formar el interior; su alma. Fröbel expresa que:
«La mente crece por auto revelación. En el juego, el niño determina qué puede hacer, descubre sus posibilidades de voluntad y pensamiento al ejercer su poder de forma espontánea. En el trabajo, él sigue una tarea que otro le prescribe y no revela sus propias inclinaciones, sino las del otro. El juego, revela su propio poder original» (eligeeducar, 2017).
Es éste poder original, el que Fröebel persiste en defender, y el que Sistema Educativo LAM busca proteger y pulir. Por medio del juego, el niño expresa la verdad de su interior, se siente en un ambiente libre para demostrar lo que piensa y siente. Es por ello, que no se dan formalismos rígidos en la educación preescolar, ya que, se pretende que cada uno de los pequeños desarrollen sus dones y talentos propios; así, nos daremos cuenta si en realidad su interior va tomando la forma divina que fue establecida desde que Dios pensó en formarlos. He aquí la gran responsabilidad de los padres, tutores y educadores en comprender las profundidades de Dios, el pensamiento que tuvo al crear al ser humano y trabajar de su mano para mostrar la fe que ha depositado en cada corazón, lo cual, va de la mano con cada ciencia en la tierra esto es la continuidad de la obra de Dios.
Determinación de la personalidad
«El esfuerzo oculto de la infancia debe considerarse sagrado (…) porque en este periodo de formación se determina la personalidad futura del individuo». El niño de María Montessori.
María Montessori, una mujer que defendió la autonomía del ser humano desde la primera infancia y como el adulto es quién lo acompaña en el proceso de exploración y descubrimiento de la capacidad personal. No es dejar al niño sin límites, sino darle los límites necesarios para explorar en un lugar seguro, un ambiente de amor, respeto, honra y admiración; pues son obra e imagen de Dios. Aquí es donde se da el sentido de pertenencia y de seguridad, en quién es y todo lo que puede lograr. Tan solo quédate cerca de un niño, dale un lugar seguro y lleno de amor, te sorprenderá todo lo que es capaz de lograr.
Un niño acompañado a aprender, es el cimiento en el cual descansará toda la obra futura.
Por ejemplo, si queremos que un niño comparta, permitamos que identifique su territorio y sus pertenencias e invitemos a que poco a poco juegue con otros, respete cuando no quiere prestar sus juguetes y más cuando alguien no quiera compartir con él; el ambiente por si sólo lo llevará a compartir. Si anhelamos niños empáticos, con actitud de servicio, con corazón generoso, es importante que propiciemos los escenarios y ambientes que los motiven a ser de ésta forma: la misma enfermedad, la realidad de otros que sufren carencias, el que la familia ofrezca lo que sabe hacer a otros, el servicio que hay entre ellos, por mencionar algunos. Es lo que lleva a la formación de carácter, el que sean individuos que controlan su temperamento, que aportan a la vida en sociedad, que viven en contentamiento; personas que reflejen a Jesús en su actuar diario.
Estímulo del entendimiento
Todos queremos saber, pero pocos estamos dispuestos a pagar el precio. «…Estimular a los tiernos entendimientos que busquen en los libros lo que deseen…» (p.218 Didáctica magna).
Juan Amós Comenio, un hombre adelantado a su época que luchó en medio del limitado entendimiento de su tiempo, buscó el alimento de los libros para conocer a Dios y poder servir a otros a través del amor al aprendizaje, a los libros y a una buena enseñanza.
Es desde los primeros años de vida, donde cada pequeño tiene la oportunidad de elegir lo que les agrada y apasiona, sin embargo, es el adulto quién debe ofrecer las opciones que enriquezcan lo que él ya es (por ésto es importante que el adulto busque la verdadera sabiduría, la que viene del Señor de las luces Santiago 1:17); los beneficios del siglo XXI, es el acceso a libros coloridos y adaptados para niños; el conocimiento de las diferentes artes: la dialéctica, la gramática, la retórica, la astronomía, la geometría, la aritmética y la música; y la aplicación de una o de todas ellas.
Imaginemos niños que cargan en sus mochilas: rompecabezas, libros, instrumentos, la Biblia; en vez de aparatos electrónicos. No porque sean del todo malos para su desarrollo, pero si limitan su creatividad e ingenio.
Anhelamos niños que amen aprender, que luchen cada día y se esfuercen para practicar y desarrollar mejor el arte que han elegido amar. Los Danieles que crezcan en conocimiento.
Cada pedagogo se esforzó en demostrar que Dios diseñó en el hombre la capacidad de asombro, de inventiva, de creatividad y nosotros, como Sistema Educativo LAM tenemos la firme convicción de que este propósito se logra si comenzamos en la primera infancia. Es el nivel preescolar: la llave para una educación saludable, una educación anhelada por el educando, una educación que forme a los Danieles de los próximos años, hombres y mujeres que crezcan en fe, carácter y conocimiento.