Cuando las barritas Hershey fueron lanzadas al mercado en 1905, pocos conocían el duro trabajo, la dedicación y el sacrificio que precedieron al éxito. Milton nunca si rindió, aprendió de sus errores, pasó toda su vida creando dulces. Y cuando su compañía despegó, empleó su riqueza para cuidar de otros; fundó una ciudad para los trabajadores de Hershey, una escuela para niños necesitados y creó una fundación dedicada a la educación, la cultura y la salud