El frio helado del artico punzaba como un cuchillo las manos y pies de Wilfred. El viento ululante empujaba hacia alta mar la placa de hielo en la que flotaba a la deriva, y con ella sus esperanzas de ser rescatado. Sus ropas, empapadas al caer el trineo a traves del hielo, estaban ahora congeladas. Recostado junto a su perro en busca de calor; Wilfred lucho contra el sueno, sabiendo que si se dormia, quiza no despertaria jamas.