¿Qué tipo de maestro eres?

Hay dos elementos que hacen la diferencia en crear una mejor educación: el ambiente y el maestro. En artículos pasados he explicado cómo la buena y la mejor educación no están relacionadas con dinero, tecnología, instalaciones, sino más bien, con tener un ambiente seguro que propicie el aprendizaje y maestros con vocación.

En este artículo explicaré porqué el maestro juega un papel tan importante en la vida del alumno y los tipos de maestros que existen. Busco sacudir algunas conciencias y sobre todo reflexionar sobre qué estamos haciendo desde el aula para provocar una educación que transforme las mentes.

El fin fundamental de la educación es ayudar a los alumnos a aprender y desarrollar sus destrezas, y esta función es competencia del educador. La base de la educación es la relación entre profesor y alumno, todo lo demás depende de lo fructífero y eficaz que sea ese vínculo. Si eso falla, el sistema también fallará. Si los alumnos no aprenden, entonces no hay educación. Hay aprendizaje donde quiera que haya alumnos con buena disposición y profesores llenos de ánimo. El desafío radica en crear y mantener estas experiencias dentro de las escuelas, y generar las condiciones óptimas para el desarrollo de la relación entre alumnos y profesores.

Estoy seguro de que todos los que me leen recuerdan al profe que marcó sus vidas y las razones pueden ser muchas:

  • No era la típica maestra que siempre dictaba; le ponía mucho empeño a su clase.
  • Siempre buscaba llevarnos a alguna excursión fuera del aula.
  • Me escuchaba y daba consejos.
  • No permitía burlas en el salón de clases.
  • Me hacía sentir seguro.
  • Explicaba los temas difíciles con mucha paciencia.

Lo interesante es preguntarnos: ¿Qué tipo de maestro soy? ¿El que está cambiando vidas para bien? ¿Soy el maestro que es un obstáculo para sus alumnos?

Para que ustedes puedan responder a dichas preguntas, les quiero compartir un poco de la experiencia que he ganado recorriendo las escuelas de México y decenas de países más.

He tenido la oportunidad no sólo de estudiar fuera de mi país, sino de colaborar con instituciones educativas de muchas partes del mundo incluyendo Europa y el continente Americano. Lo que he descubierto respecto a los maestros ha sido increíble. No importa qué país sea, tenemos los mismos tipos de profesores; siguen los mismos patrones y las escuelas batallan con los mismos problemas. Por este motivo me he tomado la libertad de crear una pequeña radiografía de quienes están a cargo del futuro de nuestros países y logré hacer una clasificación muy básica al respecto. Cabe mencionar que las siguientes descripciones no se basan en ningún tipo de estudio metodológico científico, sino sólo en mi observación. Ustedes me corregirán si estoy equivocado. 

Tipos de maestros

1) Rockstar. Es como una estrella invitada. Está más preocupado de lucirse ante el grupo que del progreso de sus alumnos. Sus clases parecen un show de stand up, los alumnos y los otros profes lo aman y admiran. Es bueno para dar la clase, exponer y hablar en público; malo para dar seguimiento, establecer disciplina y conectarse con los alumnos pues ni siquiera recuerda sus nombres; va de escuela en escuela en busca de quién paga mejor.

2) Minucioso. Limita su visión minuciosa de las cosas. Mira con lupa los reglamentos, la letra pequeña de todo como las tareas, exámenes, participaciones y le falta tacto para decir las cosas.  Su punto de vista sobre las cosas es negativo. Le cuesta encontrar aquello que hay de bueno en sus alumnos, no obstante, a la hora de explicar algún tema es bastante bueno debido a lo minucioso que es; exige más de lo que un alumno puede dar y por lo mismo nadie le satisface. Es la maestra o maestro que levanta la voz para acusar a los demás profesores que no están haciendo bien su trabajo.

3) Profesional básico. Su objetivo es económico. Llega, imparte la clase y se va; no le pidas más.  Quiere llegar a los resultados marcados con el mínimo esfuerzo sin importar quién sigue el método. Sus coordinadores batallan para que colabore en actividades extras en la escuela. Siempre tiene otra cosa que hacer y no se compromete con la institución. Terminó siendo educador porque fue la opción más rápida y fácil de conseguir empleo, así que siempre lo ha visto como algo momentáneo y de oportunidad.

4) Soñador. Si fuera por él/ella, todos los estarían en el cuadro de honor. Desde su perspectiva todos los alumnos progresan favorablemente a pesar de que los resultados digan lo contrario. Es la maestra que siempre redondea para arriba; vive a bordo de la fantasía, así que le resulta difícil tocar con los pies en el suelo en el sistema donde está puesto y en la realidad de sus alumnos. Tiene una concepción casi ideal del trabajo del docente. Para el soñador, la formación de los alumnos es arte puro y sabe infundir ánimos, entendiendo la personalidad de sus alumnos. Es capaz de convertir el grupo de alumnos en una familia y lo logra gracias a su carácter comprensivo y paciente. Tiene vocación y es por encima de todo muy positivo, incluso cuando no debe de serlo.

5) Tronchatoro. Le llamé así porque me recuerda a la directora de la escuela de Matilde, aquella película de 1996 con la que crecimos varios de nosotros.  No está a gusto con nada, quizá por eso siempre llega molesta a la hora de hacer las evaluaciones a la hora de dar la clase o cuando cuando trata con alguien. En resumen, nadie quiere cruzar palabra con ella. Aplica disciplinas severas en el aula, su mayor preocupación es imponer más que educar. Nadie se le acerca en la sala de maestros y tampoco va a los cumpleaños de los otros profesores. Prefiere el café negro y muy cargado.

6) Vocacional. Todos hemos tenido alguno. Estos maestros envuelven a sus alumnos, los sorprenden y los conducen al aprendizaje a través de la fascinación. Es un maestro ideal, capaz de transmitir sus ideales y emocionarse cuando los alumnos se superan y lo hacen bien. No tiene miedo a que le hagan «sombra». Puede llegar a ser una piedra en el zapato porque siempre está dando ideas de cómo mejorar la escuela, tiene mucha iniciativa y hace críticas constructivas. Es alguien que está dispuesto a gastar de su bolsa lo que se necesite para apoyar el aprendizaje de un alumno. Su sueño es que un día sus alumnos lo inviten a su boda. Muchos inician así, pero con el tiempo y las negativas del sistema o la dirección escolar, se amargan alejándose de su vocación.

7) Invisible. Puede ser frío en sus relaciones con los alumnos, pero vive para la cultura y la ciencia, además, lo sabe transmitir. Educa con cuidado y seriamente con la intención de formar las almas de sus alumnos. La bondad y el bien son su motor, no obstante, su estilo de enseñanza puede parecer mecánico, robotizado e incluso aburrido, por lo que no logra mantener la atención del grupo y termina siendo invisible cuando enseña.

¿Ya identificaste cuál eres tú?

Entender el papel del maestro para mejorar la educación es fundamental. Alistair Smith asegura que los alumnos con mejores profesores aprenden tres veces más cada año que los alumnos que tienen malos profesores. ¡Tres veces más! ¿Puedes imaginar si tuvieras la capacidad de aprender tres veces más? Definitivamente buenos profesores, forman buenos alumnos.

Qué importante es convertirse en un buen maestro. Qué importante es buscar buenos profesores para nuestros hijos. Qué importante es desarrollar maestras para convertirse en las mejores.

Termino con una reflexión que hace Comenio respecto al maestro ideal:

«Si los maestros son afables y bondadosos, sin espantar los espíritus con su sombría seriedad; atrayéndolos, por el contrario, con su paternal afecto, modales y palabras; si hacen agradables las clases que imparten por su importancia, amenidad y facilidad; si motivan y honran a los estudiantes; si los enseñan y dejan experimentar despertando en ellos gran admiración y asombro; si valiéndose de ellos envían algún aviso a los padres. En una palabra: si tratan a los discípulos con amor, fácilmente robarán su corazón de tal modo que prefieran estar en la escuela mejor que en su casa».

Para tener una mejor educación tenemos que mejorar la calidad de la enseñanza. Más que una escuela para ricos, menos alumnos en el aula, entornos físicos, tecnología en el salón y muchos otros más elementos, el factor fundamental para transformar la educación es motivar a los alumnos a aprender; eso es lo que hacen los grandes profesores.

 

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